martes, 22 de febrero de 2011

No Operativo. F1.

Aunque muchos ya habeis visto reflejada mi indignación vía "estado facebook", anoche, al volver de clase, ví como se hizo realidad uno de mis mayores temores desde que habito en SF50. Encontrar el ascensor NO OPERATIVO.

Un gracioso se había encargado de pulsar a todos los pisos, y claro, el ascensor no tuvo más que hacer que bloquearse. F1 ponía en la pantallita del ascensor mientras parpadeaba, pero no, no había ningúna tecla en que pusiera F1 para que se solucionara el asunto y que volviese a funcionar.

Resignada, y con cantidades ingentes de mala leche emanando de todo mi ser, no me quedo otra que dar media vuelta. Mirar todo aquel montón de escaleras como si de un desafío se tratara y lanzarme a la aventura.

Los primeros pisos bueno, podría decirse que se hicieron llevaderos (todo lo llevaderos que se pueden hacer cargando con el Libro de las Leyes Administrativas, carpeta y bolsa de la compra). Pero juro que los pisos 8, 9 y mi queridísimo 10 fueron mortales. Hasta esos puntos en que piensas "Dios, me estoy ahogando, voy a dejar de fumar" o "si hiciera más deporte sería capaz de soportar esto...".

Con el pulso y la respiración acelerados y con un dolor de piernas que no era ni medio normal llegué a nuestra humilde morada. Agotada pero viva. Al parecer no fui la única que sufrió la broma, ya que se oyó por las escaleras a un chico que le había tocado subir hasta el 11 cargando con la bolsa del gimnasio (chico que aún no sabemos quien es ciertamente).

Cuando vuelva Jana a casa ya me contará si esta mañana el problema estaba solucionado, pero de no ser así... mi más sincero pésame hacia los vecinos octogenarios, de esta nuestra comunidad, que no los veo yo con mucho espíritu para ser capaces de hacer el recorrido oportuno (al menos en un tiempo medianamente razonable).

Ana.

jueves, 17 de febrero de 2011

Dios

Jueves... genial, un día más que me quedo dormida consecuencia de haberme ido a la cama a las tantas. Me levanto con intanción de desayunar, poner el lavavajillas y después procurar estudiar algo antes de comer.

"¡Ding - Dong!" -llaman a la puerta-. Obreros, pensé.

Voy hacia la puerta, me abrocho la chaqueta para estar un poco más recatada y abro la puerta, sin ni siquiera echar un vistazo de quien está ahí fuera por la mirilla.

Ahí estaban, dos mujeres con rostros serenos y bien vestidas de unos sesenta y tantos que me recordaron peligrosamente a alguna de todas las monjas que han estado presentes en mi vida (colegios, residencia...). Creo que ya intuía de que iba esto... además tenían un panfletito en la mano. Me preguntaron si me importaba dedicarles unos minutos. Mierda... no, no fui capaz de decir que no a esas dos señores. Me sentaba hasta mal darles con la puerta en las narices, así que nada, me acomodé en la puerta y escuché.

Ronda preguntas: ¿Crees en Dios? ¿Dónde iremos al morir? ¿Alguna vez se alcanzará la paz en el mundo?¿Dónde preferirías vivir, en un mundo terrenal con todas las necesidades cubiertas o en el cielo?

Perfecto... ¡me acabo de levantar señoras! Pero bueno... saqué mi vena filosófica y echando mano de tantos años en clase de religión, catequesis varias y un toque personal salí del paso airosa. Y tanto que salí que me puse a debatir con ellas.

Y qué creían señoras, que me iba a quedar callada... sí sí, "que todas las respuestas estaban en el cuadernillo". No gracias, creo que de momento tengo las ideas claras sobre alguno de esos temas e incluso soy feliz viviendo con incógnitas, y si algún día me entra alguna duda sobre las respuestas de su cuadernito, como bien han dicho que vienen en la Biblia yo misma puedo coger una y los solvento con una interpretación propia.

Tras el debate en la puerta de casa ellas prosiguieron picando por la puerta de los demás vecinos,a ver si tenían más suerte (que al cerrar la puerta las oí decir que al menos tenían que dar dos de los folletos)... y a mi me dejaron con la cosa de hacerme preguntas existenciales... ¡Genial! Y yo que me disponía a estudiar...

Ana.

jueves, 10 de febrero de 2011

Lo que faltaba

Llevábamos unas mañanas sin incidentes en SF50; desde que montaron el andamio en la terraza, los obreros no habían vuelto a aparecer. Yo comenzaba a tener mis dudas sobre la estricta necesidad de ese andamio ya que no le daban uso alguno.
De vez en cuando aparecían cartones o listones de madera en la terraza; pero nunca vimos a los obreros. Modus Operandi de los Reyes Magos....Empiezo a creer que los Reyes no existen y que son obreros; any way, 
aprovechamos estos días para estudiar en el salón con la luz del sol alegrándonos las mañanas. Me encanta tener esa enorme cristalera.
¿Me encanta? A VECES; y vean el porqué:
Hoy es el primer día en mucho tiempo que Ana me deja sola cuidando el hogar y cómo no; ¡lío al canto!.
Me levanto temprano para estudiar (mañana termino; ¡al fin!)...Otro día de sol; ¡felicidad! corro un poco las cortinas para no cegarme con su brillo y me tumbo en el sofá con los apuntes; al tema.
Aún no habían dado las 10 y media cuando un casco asoma. (Genial, y yo con mis mejores galas pijamiles, mis pelos de loca y mi cara de falta de sueño...) Un obrerito cara castor comienza a hacer de nuestra terraza el almacén de reserva. Plasticos, maderas, guantes, un cubo de pintura, una mochila....todos esos objetos comienzan a ocupar el suelo de la terraza. Resoplo...(Ffff....) y sigo a lo mío. Al rato; Dientecillos, vuelve a asomar su cabeza e intenta con todas sus fuerzas colar en la terraza un listón de madera que debía de pesar lo mismo que él...en lugar de pasarlo por encima de la valla...¡No! a lo sencillo; a intentar meterlo entre los barrotes...(sarcasmo)
El obrero más torpe del mundo había llegado a SF50. Creí morir cuando lo ví sacarse del bolsillo unos guantes Scotch-Brite amarillos y azules y estrenarlos con la mayor de las sonrisas; ¿para qué? para no mancharse las manos al coger el bote de pintura de media tonelada que había dejado en el suelo de nuestra terraza.
Pero...¡OH DIOS MIO! ¡De pronto mis ojos impactaron contra algo terrible! ¡Un boquete del tamaño de Kentucky en su entrepierna! Y ahí asomando como si tal cosa...¡LA CHORRA DEL OBRERO!
¿Para qué llevar cillos cuando tienes semejante agujero en el pantalón? ¡Mejor dejar que se airee la cosa!
Y ese Goofy de la vida comienza a subir por el andamio que nos habían instalado en la terraza, con el bote de pintura de media tonelada; por una escalinata endeble contra la que se golpea primeramente repetidas veces en espalda y cabeza (da igual, lleva casco, ¿no?) Y allí va; cual bailarina circense sobre la cuerda floja; el cubo de pintura ABIERTO oscilando de un lado a otro y su miembro viril a punto de golpear contra el cristal, mientras el hombre ponía todo su empeño en subir el 2º peldaño.
No se si la operación salió con éxito pues ante semejante visión decidí primero correr las cortinas; pero en cuanto ví el espectáculo de sombras chinescas que me ofrecía el pirulín del obrero, no pude optar más que por retirarme hacia otra zona de la casa.
Hoy puedo decir que ante semejante atrocidad a punto de colisionar con mis ventanales...Odié la enorme cristalera.
JANA

martes, 1 de febrero de 2011

Loco en la Terraza

Esta historieta sucedió ayer:
Llegué a casa agotada después de un examen nefasto dispuesta a pasarme la tarde entera estudiando preparando otro examen que tuve hoy mismo.
Después de una comida no muy copiosa, decidí tomarme un "pequeño" descanso viendo Scrubs en el ordenador (ya que hace 2 días que no nos funciona la Tv); cuando de repente un hombre asoma por el andamio.
Obreros de nuevo.
Por una vez era un obrero joven, no llegará a los 30 años, polo a rayas rojas y negras; bien parecido el muchacho. Me ve, saluda con la mano y se pone a dar voces hacia arriba. Al principio pensé que era extranjero pues no entendía muy bien lo que gritaba...hasta que lo ví ¡Horror! ¡menudos piños! De lo peorcito que he visto en mi vida...Los dientes eran tan deformes que le hacían pronunciar mal. Oigo voces de respuesta...Intento no mirar y seguir a lo mio...
¡¡PUM!! ¡¡Menudo sobresalto!! Barras de hierro llovían como si tal cosa...El Obrero intentaba cogerlas; pero era evidente por sus resoplidos y caras de sufrimiento que se estaba reventando las manos con cada dichosa barra.

Y de pronto el muchacho, como endemoniado; se encarama en la punta del andamio y se pone a dar alaridos a la nada "¡¡Yuhuuu!! ¡¡Yihaaa!!" Me mira cada dos segundos y sigue con su espectáculo. Patético. Me recordaba a King-Kong encaramado al EmpireStateBuilding...sólo le faltaba golpearse el pecho. Pero no amigos; hizo algo mucho peor...escupir una y otra vez hacia abajo y quedarse extasiado contemplando la velocidad que alcanzaban sus lardos antes de estamparse contra el suelo. 
No contento con la atención que le estaba prestando...se pone a hablar medio solo por la terraza, a reirse y a seguir soltando glallidos; se enciende un piti y se sienta tan tranquilo a fumar mientras me lanza miradas de reojo. Yo procuro evitar el contacto visual.
¡Toc! ¡toC! ¡Toc! me pica sonriente en la puerta de la terraza. ¡No me lo puedo creer! Este tio está loco...
Me pide entrar al baño y me pregunta qe si puede seguir fumando dentro de la casa.... (Sus dientes relucían como el oro) Le guio hasta el baño mientras mi mente trabaja a toda velocidad  (¿Y si pretende robarme? o peor, ¿violarme?) Lo se; soy un claro ejemplo de valentía ante estos casos. ¡Pero es que todos los locos vienen de visita cuando Ana me deja sola!
Finalmente vuelve a la terraza. Me relajo un poco...
Pero justo cuando estoy a punto de cerrarle la puerta en las narices...."Verás, chica es que vamos a montar un andamio en tu terraza" (¡¡¿¿CÓ-MORRR??!!) Poker-face. "Si, igual no podéis salir en un tiempo...". (Dios mio, que dientes...son vomitivos...)


Al final el chico se porta y pegando 4 voces a lo alto le explica la situación a su compañero y deciden poner el andamio de tal manera que podamos abrir la puerta de la terraza sin que nos corte el paso. El coleguita baja desde el 11.
Perilla, melenas, estatura baja...30 y tantos. Menudo percal. El compañero sonríe y me saluda. (Al menos tiene los piños decentes) Se miran y se ríen. El pánico se apodera de mí. (¡¿Qué les hace tanta gracia?!)
Mientras ellos discuten tiro de teléfono y aviso a Ana, que estaba de comida con las chicas, para que venga al rescate.


De nuevo el pánico; pero esta vez uno distinto; (¡Dios mio! ¡yo debería de estar estudiando!) Pero con semejantes "invitados" en la terraza cualquiera les quita la vista de encima... (y no por guapos precisamente)
Con la máxima soltura se ponen a montar el invento que ahora invade media terraza.
Tras 20 minutos de tensión; y ruido insoportable llegan mis salvadoras. Entre risas flojas les observamos y Barby no duda en entablar conversación con ellos. Yo me hago la longui y me desentiendo del tema.


Al cabo de lo que me pareció una eternidad; parecían haber abandonado la "escena del crímen" eso si; el andamio sigue ahí. Decidí irme a estudiar de una vez pero mis esfuerzos por concentrarme fueron absurdos cuando una voz extraña bajaba casi inteligible desde el cielo y retumbaba por todo el patio de luces. Finalmente logré descifrar "¡Ay! que pe- que pe- que pena me da que seeeeeeeee...me ha mueeer-to el canario!" Era como no; el obrero loco.No logré centrarme hasta bien tarde temerosa de que algún diente golpeara contra mi ventana al salir expulsado a presión por la fuerza de su canto.


Jana.